Pride 2021

Pride 2021

Algunas personas lo saben desde que son pequeñas, otras tardan bastante tiempo en darse cuenta. Ser parte la comunidad LGBTTIQ+, en cualquiera de las dos posiciones no es exactamente fácil. Sin embargo, hay espacios en donde es posible fundirse con la multitud, sentir la libertad en la punta de los dedos, encontrarse con la realidad que se encarna al bailar, al mirarse, al sentirse, y entender que las personas que somos, son perfectas tal y como vinimos al mundo.

En otros espacios del Blog de DJLAB ya se ha hablado de cómo la escena de los bares LGBTTIQ+ fue un propulsor para la creación de clubes en el país y para el nacimiento de la figura del DJ. En esta ocasión, nos centramos más en reunir experiencias, buenas, malas, pésimas o gloriosas. Lanzamos una convocatoria para conocer cuáles han sido las vivencias que rondan dentro y en el entorno de los dancefloor. Con lo que nos encontramos es una narrativa clara, donde hay un proceso de liberación que se conduce lentamente a través de las idas y venidas a los clubes de San José.

Siempre me cuestiono si entré tardíamente a la cultura gay urbana. No recuerdo con precisión, pero creo que empecé a ir a las discos y bares gais muy cercano a mis 25 años. Y esto se dio así porque tardé también en aceptar mi orientación sexual. Mientras muchos de mis conocidos tienen historias increíbles en estos establecimientos de diversión desde muy jóvenes, yo empecé casi en mi cuarto de siglo. Y muy solo. Fue una exploración que quise hacer de manera muy discreta. Bueno, tampoco tenía un grupo de amigos gais, sino algunos pocos.

Todas las narraciones que presentamos en este texto vienen desde un lugar íntimo entre quienes han practicado el clubbing, sus cuerpos y sus subjetividades, de ahí que todas las historias se muestren como anónimas. El proceso para recogerlas fue mediante una convocatoria abierta, realizada por medio de redes sociales en el mes de junio, de 2021.

Un tema que se reconoció al leer estas historias es la evolución de las identidades. El acercamiento a los clubes desde posiciones entretejidas con el miedo y la curiosidad, para luego experimentar camaradería, complicidad, apoyo y gozo.

Ejemplo de estas relaciones negativas, es la posibilidad que existía de ser timado por los vínculos que se establecían en los dancefloor, la necesidad de ocultar ciertos aspectos de la identidad se veía cuestionada por la emoción y las sensaciones físicas. En este sentido, los clubes se convertían en teatros mágicos, como la figura literaria establecida por Herman Hess, con las puertas necesarias para llevar a cabo acciones que de otra forma se sentían prohibidas para los actores:

 

Hace más de diez años e incursionando por primera vez en la cultura y vida nocturna gay josefina, y mientras asistí solo a una disco gay, conocí a un grupo de jóvenes menores que yo. Estuve compartiendo con ellos, conversando, quizás intenté moverme al ritmo de la música aunque no se me da fácilmente y es probable que les invitara a cervezas. Yo sí tomé bastante alcohol.

Luego, los tres nos metimos entre un gran árbol y unos pequeños arbustos del parque citadino, y probablemente me ayudaron a ponerme el condón porque yo estaba pasado de tragos. Y me hicieron el sexo oral más desganado que he tenido. Ni siquiera eyaculé. Pero rápidamente me quitaron el condón y empezaron a extorsionarme. Me dijeron que uno de ellos era “menor de edad” –ahora pienso que probablemente esto era mentira– y que si no les daba dinero me iban a acusar no solo con las autoridades, sino también con mi familia. Y que tenían el condón de prueba.

Por otro lado, no todas las puertas de estos teatros tenían que llevar a experiencias negativas. En el caso específico de la siguiente microhistoria, un Rey Oso, cuenta su felicidad al encontrarse con su comunidad. Un Rey Oso es un hombre ganador de un certamen creado por la comunidad de TicOsos, la comunidad de Osos, hombres gay o bisexuales normalmente con una corporalidad grande y mucho cabello corporal, de Costa Rica.

…logré a mis 22 años el combo solución personal, empecé mis luchas sociales uniéndome a grupos gay: Colectivo Gay Universitario, Triangulo Rosa, CIPAC, Ticosos y Equipo Maduros. En cada grupo encontré esa familia, esos amigos que no tuve en mi vida si hubiera sido hetero, en cada organización me sentí libre de expresar abiertamente mi sexualidad, mi realidad como universitario, como gay, como oso y recientemente como hombre gay a mis 50 años y más. En estos grupos organizamos luchas contra el VIH/SIDA, la discriminación, los derechos humanos, la homofobia, el matrimonio igualitario y lo más importante: ser personas felices.

A nivel internacional, la historia ha tenido dos caras. En una he viajado  libremente por los países que han aprobado derechos a nuestra comunidad LQTB, visitando lugares tan interesantes como Castro en San Francisco o viajar como rey oso por países como México, Guatemala, Panamá y España. Por otra parte, fue lamentable tener que decir que tuve esposa en lugares musulmanes como Estambul, Egipto o Dubái, eso fue necesario porque las personas cuando conversan y tratan de entablar alguna amistad te preguntan por tu situación amorosa y dada la realidad de esos países, la mejor solución es mentir sobre tu sexualidad.

Hoy día a mis 61 años tengo la felicidad y el gran placer de decir “lo hemos logrado”, y ese logro no solo es personal, es nacional y también internacional. Porque digo lo anterior, bueno uno a veces se siente deprimido y derrotado en sus luchas, en sus anhelos, pero de igual forma existen esos días felices donde uno analiza y toma una perspectiva de lo alcanzado y se siente pleno, se siente satisfecho de esas luchas tanto personales como sociales.

 

Es más, nos atrevemos a pensar que la mayoría de las puertas llevaron a experiencias recreativas y felices para quienes las vivieron. Fueron la posibilidad de encontrarse con una parte de sí mismas que de pronto se encontraba escondida, tanto para las personas ajenas a los cuerpos, como para las personas que los habitaban.

La primera vez que fui a un club, estaba recién cumpliendo los 18 años y no me reconocía aún como bisexual, aunque sentía curiosidad. Iba con dos amigos gay y estábamos súper contentxs, bailando y tomando. De entre toda la gente que estaba en pista, una chica empezó a bailar con uno de mis compas. Luego vi que ambxs sacaban los celulares (en esa época eran los Nokia de ladrillo) y parecían intercambiar números. Me extrañó, pero no le di más importancia.  Pero mi amigo, al volver a nuestro grupo, me dijo: “Esa muchacha me pidió su número, y yo se lo di a cambio del número del amigo de ella”. Me sentí graciosamente vendida, pero creo que, por primera vez, estaba siendo explícitamente deseada por una mujer. Se llamaba Irene.

Así parece que las luces, el ambiente y la música, conformó una estética permeada por la seguridad. Un saberse y dejarse ser libres, fuertes, individualidades y comunidad:

Teníamos nuestros himnos:New York City Boy de Pet Shop Boys era una Oda a nuestras vidas, Madonna era nuestra Musa, y el House y Trance de esa Época era nuestra energía, conocimos el calor de las caricias masculinas a veces nos perdíamos, cada uno por su lado y en esas épocas donde no existía enviar la ubicación actual por el WhatsApp una seña era levantar los brazos entre todo ese mar de gente donde el distanciamiento social era de 10 centímetros, cada Sábado era una aventura, una canción nueva, pero para diciembre de 1999 Sonaba Tina Cousins y  ya Oscar y yo nos comíamos el mundo , y uno que otro hombre También, llegamos al años 2001 luego de tomar uno año Sabático y no ir a la U ese año fue el fin de la inocencia ya nada nos sorprendía, ya nada nos daba miedo, ya éramos “invencibles”. 

Es esta estética la que ahora permite que quienes hemos empezado a formar parte de la comunidad LGBTTIQ+ podamos mostrarnos como somos en realidad, y podamos empezar a construir nuestras identidades no solo desde lugares de dolor y trauma, sino que de disfrute y orgullo.

 De mis primeras veces en un Nocturnal, me fui con un outfit nuevo y con una corona de rosas que había hecho. Estuve bailando al frente del dj (mi lugar favorito) y de un pronto a otro vi la cámara y solo seguía bailando y cuando subieron las fotos que tomaron ese día y me sentía MÁXIMA!!!

 

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